“Quizás lo que más
beneficiaría a Lanzarote
como isla turística sería venderla como destino ecológico pero estamos lejos de
poder colgarnos este distintivo”.
Así de tajante de mostraba el empresario Roger Deign, cuyo nombre se puede escribir en letras de oro. Un inglés
afincado en Lanzarote desde hace más de cuarenta años que, además, ejerce una
labor indiscutiblemente importante en la isla: el de la docencia y la defensa
de nuestra tierra como destino turístico
inigualable. En los últimos cuatro años su colegio, el prestigioso Colegio
Hispano Británico, situado en Pto. Del Carmen, ha puesto a Lanzarote en el punto de
mira de grandes universidades del mundo debido a la extraordinaria labor en
materia educativa que tanto él como su equipo docente llevan a cabo.
Con logros como ser uno de diez colegios extranjeros del mundo que
tuvo un lugar destacado, por su trayectoria educativa, en el libro elaborado
para celebrar el aniversario de los 800 años de la Universidad de Cambridge, o
tener estudios alabados por la
Revista Times de Londres 2004, la figura de este templo de la
enseñanza se coloca como principal representante de la educación en Lanzarote.
¿Cómo se siente al
recibir por 4ª vez este importantísimo reconocimiento?
Como dije en mi discurso, “Que le toqué a un colegio en una
ocasión es normal, pero que le toque al mismo cuatro veces en tres años es casi
inexplicable”. El fuerte de esta institución esta en las Ciencias, sin embargo,
los cuatro galardones que hemos recibido a nivel mundial han sido en Lenguas
habladas y escritas por lo que cuenta mucho la calidad de las profesoras en
estas materias.
¿Cree que el obtener
este galardón les convierte en punteros en la educación?
Durante cada uno de nuestros 37 años de historia hemos ido
mejorando nuestra metodología de educación. Es también evidente que tenemos la
suerte de contar con profesores de máxima habilidad en sus asignaturas y que
llevan años con nosotros. Son contados los colegios en el mundo que pueden
mejorar nuestros resultados.
¿Para usted la
educación es un negocio, una vocación o un deber como el gran empresario que
es?
No, esto es casi un hobby, una vocación si quieres. Disfruto
con cada momento dedicado a estos jóvenes. No es un negocio, jamás he recibido
un sueldo, al contrario, mis inversiones en infraestructuras han sido muy
importantes.
Lleva afincado en
Lanzarote muchísimos años, prácticamente podríamos considerarlo conejero.
Basándonos en esto, ¿podría decirme qué incentivó su labor por formar alumnos y
alumnas de primerísimo nivel en la isla?
Mis propios hijos. Tenían entre uno y seis años cuando
nuestra familia llegó a
Lanzarote y no contemplaba la posibilidad de que cuando se
hicieran mayores me pudieran decir “Pues bien Papá, ustedes han disfrutado de
15 años de sol y playa, pero ¿qué futuro tenemos nosotros?” Como mi mujer es
maestra no era difícil empezar un colegio. Los años lectivos se fueron
agregando a la vez que creció mi primer hijo que, finalmente, al terminar el
bachillerato, consiguió una plaza en el prestigioso Magadalen College Oxford.
Desde aquel momento me dí cuenta que cualquier otro alumno o alumno podría
seguir el mismo camino.
Dos alumnos en el
mismo año con un premio de primera fila como La Mejor Calificación
de España en Lengua Alemana ¿Qué cree usted que ha marcado la diferencia con
otros colegios e institutos para poder obtener estos premios?
La constancia, la entrega de los profesores y haber educado a
los alumnos desde los tres años en aulas con un máximo de 16 alumnos. Esto es
fundamental. También, hay una treintena de otros “ingredientes” que nos
diferencian de otros centros de enseñanza.
¿Qué nos puede contar
de Roger Deign de sí mismo: el empresario, el educador, uno de los más
importantes de España y seguro y con diferencia el más importante de la isla de
Lanzarote?
Mi propia carrera universitaria en Física me dotaba de una
forma lógica de pensamiento y, sobre todo, que disfruto con todo lo que hago.
Trabajo muchas horas cada día y tanto el ser empresario como educador me ha
venido casi sin darme cuenta.
¿Se imagina su vida
en otro lugar que no sea Lanzarote después de tantos años viviendo aquí?
En absoluto. Los que son de aquí no suelen tener idea de la
joya de isla en la que
viven. He tenido la suerte de viajar a casi todas las islas
turísticas del mundo y puedo asegurar que en Lanzarote tenemos una calidad de
vida inigualable.
¿Qué cree que tiene
la isla que hace que todo el que venga no quiera irse?
En primer lugar, sol y playa, el bello perfil de sus
montañas onduladas como espina dorsal, un clima agradable en cada época del año
y la inspiración que tenía Cesar Manrique con los Centros Turísticos.
Desde su punto de
vista ¿Qué cree usted que le hace falta a la isla, en estos momentos de crisis,
para diferenciarla de otros grandes atractivos turísticos de España?
Sin duda, un Plan Insular que mantenga el encanto de la isla. Las 18 páginas del
Plan Insular de José Ramírez en 1970 formaban un documento genial que sentó
todas las bases de una isla encantadora. Los centenares de páginas del PIOT de
1991 causaron más consternación que consuelo. El presente Plan contempla un
millón de habitantes y una macro ciudad desde Playa Quemada hasta Los Ancones y
eso sería el beso de la muerte para Lanzarote.
Necesitamos un plan claro, que permita corregir errores del
pasado y un límite de 200.000 personas entre residentes y turistas. Esto es
fundamental para seguir mejorando nuestro entorno.
¿Cree usted que se
aprovechan todos los recursos insulares para vender la isla como destino
turístico?
Hay muchas islas en el mundo que podrían haberse beneficiado
por las genialidades de César Manrique, pero la suerte le tocó a Lanzarote.
Existen media docena de otras zonas de la isla que podrían tener un tratamiento
similar pero César no dejó una escuela de diseñadores como herencia. Quizás lo
que más beneficiaría a
Lanzarote como isla turística sería venderla como destino
ecológico pero estamos lejos de poder colgarnos este distintivo.
Y para terminar ¿qué
consejo le daría usted a los jóvenes de hoy en día con desconcierto educativo y
vocacional?
Salir de la
Isla. Los 600 millones de Euros que entran en Lanzarote cada
año provienen en casi su totalidad del turismo. Un 70% de nuestros clientes
hablan inglés y, en general, los colegios no enseñan inglés con un nivel necesario
para poder trabajar bien en este sector. Además la mayor parte de la industria
ofrece empleos para jóvenes poco cualificados.
Para los alumnos con buenas notas y que anhelen un futuro que les
asegure un buen empleo, les aconsejo seguir con estudios en tecnología o
ciencias y si es posible en universidades fuera de España. El mundo es un
pañuelo y existen muchas posibilidades en un planeta de habla inglesa.
CRÓNICA: LA MEJOR PUNTUACIÓN DE ESPAÑA Y DEL MUNDO EN LENGUA ALEMANA.
Días atrás Lanzarote logró, por cuarta vez en tres años, la
inmensa y casi imposible proeza de hacerse con el premio a “La Mejor Calificación
de España y del Mundo en Lengua Alemana” de la mano del mayor y más importante
colegio de Lanzarote y posiblemente uno de los mejores del país, el prestigioso
Colegio Hispano Británico de Pto. del Carmen, del Municipio de Tías que
últimamente destaca entre los más implicados con la cultura de la isla y de
Canarias, cuyo director y propietario, Roger Deign, con su trabajo y el de un
personal docente de primer nivel han colocado a la isla en el punto de mira de
grandes instituciones educativas internacionales.
La Concejal de Turismo de Tías, 2ª a la izquierda, Nerea Santana, junto a los ganadores Maximilian Bernhard y Emma Späni Sacks, Roger Deign y las profesoras del colegio |
Al acto de entrega, donde los alumnos, Maximilian Bernhard y
Emma Späni Sacks, fueron los protagonistas, contó con la presencia de la
Concejala de Turismo del Ayto. de Tías, Nerea Santana y el catedrático David
McFarland. Durante el evento se pudo respirar un aire de cordialidad y
complicidad entre alumnos y profesores lo que no hace sino demostrar que con un
esfuerzo desmesurado en nuestras instituciones educativas puede reinar el
respeto que hoy, por desgracia, se ha perdido por los educadores.
Emma Späni Sacks, Michaela Ristic, Roger Deign, Regina Lemm y Maximilian Bernhard |
Regina Lemm junto al catedrático David McFarland |
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